Cristina de Martos
Durante años, la compañía Wyeth pagó los servicios de una empresa de comunicación para que produjera artículos y revisiones que después aparecieron en las revistas médicas bajo el nombre de los médicos que accedían a ello. Igual que el escritor que paga a un 'negro' para que le escriba un libro. En esos artículos, se ensalzaban las supuestas virtudes de Prempro -terapia hormonal sustitutiva para la menopausia- y se pasaban por alto sus peligros, una práctica que contribuyó a la expansión de su uso entre las mujeres que no lo necesitaban.
"Las revisiones [publicadas] en las revistas médicas son vehículos cruciales para alentar los usos para los que un fármaco no está aprobado, promocionar los beneficios no comprobados y minimizar los daños", explica Adriane Fugh-Berman, de la Universidad de Georgetown (Washington DC, EEUU) en la revista 'PLoS Medicine'. La autora analiza en un artículo los más de 1.500 documentos sobre las prácticas promocionales de Wyeth, que han salido a luz con motivo del juicio que se celebra en EEUU contra esta compañía por los casos de cáncer de mama causados por Prempro.
"Utilizo estos artículos para mostrar cómo la industria usa a los 'falsos autores' para insertar mensajes publicitarios en los estudios publicados en revistas médicas", subraya Fugh-Berman. Los documentos, disponibles en el web de 'PLoS', dan cuenta de cómo el fabricante de este fármaco trabajó durante años (entre 1997 y 2003) con DesingWrite, especializada en comunicación.
Una curiosa colaboración
En ese tiempo, esta empresa produjo decenas de estudios y otro tipo de información científica, que aparecieron en prestigiosas revistas médicas, acerca de la terapia hormonal sustitutiva (THS) fabricada por Wyeth.
El sistema de producción, con algunas variantes, era el siguiente. Los manuscritos se hacían en las oficinas de DesingWrite. Por ejemplo, diseñados para promover el uso de Prempro para prevenir la degeneración macular. Después se remitían a Wyeth, que realizaba las acotaciones pertinentes y, por último, a los médicos que aparecerían como firmantes. Los comentarios de estos últimos se podían incluir siempre y cuando "no comprometieran el mensaje publicitario", señala Fugh-Berman. El resto del proceso de publicación y revisión quedaba en manos de la empresa de comunicación.
Gracias a este fraudulento proceso, el uso de Prempro se asoció con la prevención del riesgo cardiovascular, del Alzheimer, el Parkinson, la osteoporosis e, incluso, de las arrugas. Muchos ginecólogos recetaban los fármacos a todas las mujeres que entraban en la menopausia, sin reparar en si éstas sufrían síntomas o no.
"Hoy, a pesar de que hay datos científicos sobre lo contrario [por ejemplo, el estudio WHI], muchos ginecólogos creen aún que los beneficios de la THS superan a los riesgos en mujeres asintomáticas", señala la autora. "Esta percepción podría ser el resultado de décadas de influencia cuidadosamente orquestada en la literatura médica", añade.
La ausencia de pruebas acerca de la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, la demencia y otras patologías "no disuadió a Wyeth/DesingWriter a la hora de promulgar numerosos mensajes publicitarios que posicionaban la THS como la panacea", concluye.
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Como siempre, una prueba más de las consecuencias de lo arraigado que está en todos los ámbitos de la vida el sistema patriarcal y su necesaria herramienta, el machismo.
También es otra triste prueba más de los efectos de la medicalización de todos los grupos y subgrupos de población civil, es decir de medicar a sanos y a enfermos, creando para cada sector de población su medicamento ideal para "vivir sin problemas", al bebe, toda la batería de vacunas y medicamentos para eliminar los síntomas de adaptación al nuevo entorno, a la niña hiperactiva medicamentos para mantenerla tranquila, al adolescente antidepresivos, a la joven, tranquilizantes y ansiolíticos para su fobia social, a la mujer adulta, todos los medicamentos para combatir los efectos de la menstruación, los anticonceptivos, el control médico de la concepción, las técnicas artificiales de reproducción asistida, el control instrumentalizado del embarazo, las crueles e inhumanas técnicas de asistencia al parto, el control y la revisión de los quistes ováricos y mamarios, la pre-menopausia, la menopausia, la eventual extirpación del útero más allá de la edad reproductiva "para evitar problemas innecesarios", a la mujer mayor, medicamentos para evitar el alzheimer, la demencia, la histeria, etc., y así sucesivamente, sin fin. Como dijo aquel magnate de la industria farmacéutica "tengo pesadillas, en las que me despierto repentinamente y con claros síntomas de ansiedad, en el sueño, intentaba averiguar cómo crear medicamentos para la gente sana, cómo hacer para que no quedaran excluidos los sanos de nuestro ámbito de mercado, era realmente desconcertante..." y se reía el muy c***** (también encaja cínico) mientras lo contaba.
También es otra prueba fehaciente de que las pretendidas prestigiosas revistas médicas y científicas, no son otra cosa que creadoras de "verdades" dictadas por los dueños de la industria, que más tarde --a veces mucho más tarde-- se descubre que son mentiras, engaños, fraudes, estafas, bulos, etc., minuciosamente diseñados para mantener a la gente aborregada, controlada, sumisa, obediente, etc., y de paso ¡hacer algo de dinero! ¿por qué no?
Antídoto: autogestión de la salud: responsabilización propia de la salud propia.
Salud-os
Raúl
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