Una o varias personas anónimas que afirmaban ser “médicos trabajando en el campo del VIH” y que pretendieron que mi libro fuera retirado por la editorial que publicó la edición de 2009.
Firmando primero con el pseudónimo Daniel y posteriormente como Grupo Eliza, remitieron un dossier a la editorial en el que me acusaban de supuestos errores y manipulaciones y aunque se negaron rotundamente a un debate, la editorial forzó un intercambio via mail en el que rebatí con numerosa documentación todas y cada una de sus acusaciones.
Puesto que estas personas negaron su autorización, no se pudo hacer público el debate. Sin embargo, a la vista de que posteriormente ellos si difundieron en la red el dossier sin mis respuestas y comentarios, decidí darles la réplica, tanto en la nueva edición del libro, titulada La Sanidad contra la Salud (en su Anexo IX, páginas 384-388, que reproduzco en esta entrada), como mediante los documentos originales que intercambiamos via e-mail, a los que se puede acceder desde mi blog Salud y Poder, en el apartado INTENTO DE CENSURA FRUSTRADO.
Los documentos son los siguientes:
- Primer correo a Virus editorial
- Respuesta del autor
- Segundo correo a Virus
- Dossier sobre El rapto de Higea enviado a la editorial
- Comentarios del autor al Dossier
- Preguntas de la editorial
- Respuestas del autor
- Respuestas de los médicos anónimos
Anexo IX
La Sanidad contra la Salud, Ediciones i, 2015.
Poco después de la publicación de la primera edición de La Sanidad contra la Salud con el título El rapto de Higea, la editorial me hizo llegar un correo electrónico firmado por un lector llamado Dani que se presentaba como médico en activo trabajando con VIH pediátrico y que solicitaba la retirada del libro o al menos del capítulo dedicado al SIDA ya que en su opinión contenía “información totalmente falaz que no se corresponde en absoluto con la práctica médica habitual”; además acusaba al autor de “tergiversar información” o “maquillarla” e incluso de “estigmatización y culpabilización de los infectados por el VIH”.
Contesté a ese correo indicando a Dani, entre otras cosas, que “no consigo entender que te sorprenda el hecho de que una editorial con una larga trayectoria de publicación de textos críticos haya publicado un texto crítico sobre el SIDA. ¿Acaso se puede criticar todo menos el SIDA? […] se me hace difícil entender cómo puedes estar de acuerdo con muchas de las opiniones del autor en teoría, pero escandalizarte cuando se aplican a un caso concreto. ¿Tendrá algo que ver el hecho de que trabajes en ese campo específico?”.
Tras refutar algunos supuestos errores que Dani señalaba en el libro, mi correo terminaba diciendo: “Por último, desde mi punto de vista, lo esencial de tu escrito es que no entras a cuestionar ni debatir, ni siquiera a mencionar, los elementos fundamentales que evidencian que el VIH/SIDA es un montaje criminal y no un problema científico-médico, aunque sí existan gravísimos problemas de salud sobre los que se apoya ese montaje […]. Por todo esto, te ruego que ya que no te sientes capacitado para “seguir” la “complicada” información que pretendes descalificar, o simplemente no quieres hacer el esfuerzo que tus pacientes se merecen, respeta a los que sí lo hemos hecho en lugar de insultarnos con argumentos cínicos y clamar para que nuestros libros vayan a la hoguera”.
La intención no es debatir sino censurar
Dani envió entonces un segundo correo a la editorial en el que decía: “no tengo mayor interés en contactar con el autor del libro, ni de establecer un estéril debate via e-mail con él […] estoy dispuesto a escribir un dossier con todos los datos sobre el tema para que sea evaluado por la asamblea editorial […] siempre que se alcance el compromiso de debatir en la asamblea editorial la retirada del libro de la venta tras estudiar los datos aportados”.
En enero de 2011 nos llegó el Dossier anunciado en el que, tras una sucinta explicación —sin citar referencia alguna— de la versión oficial, planteaba lo siguiente: las tipicas acusaciones de conspiranóico por hablar de un “montaje”; una mención de los críticos de la versión oficial absolutamente simplificada y manipulada sin rebatir nada; asegura que “el aislamiento del VIH se encuentra perfectamente constatado” pero no ofrece referencia alguna ni rebate los argumentos del libro sobre el asunto; nueva manipulación del texto del libro sobre la relación VIH-SIDA sin contestar a los argumentos; afirma que hay evidencias de trasmisión madre-hijo del VIH pero no rebate los argumentos del Equipo de Perth citado en el libro; me acusa falsamente de citas erróneas y de falsear datos; no rebate los planteamientos del libro en lo que se refiere a diagnóstico: recuentos de linfocitos, tests de anticuerpos, carga viral asegurando que son fiables sin argumentarlo salvo para decir que “todos los virólogos aceptan su gran utilidad” y menciona una serie de estudios que a su entender demuestran la reducción de mortalidad y de la progresión del SIDA.
El 2 de febrero remití a la editorial un comentario pormenorizado de este Dossier desmontando sus manipulaciones, contestando a sus críticas y refutando sus acusaciones. El comentario finalizaba con estas palabras: “He dedicado 16 años a leer, analizar, traducir y estudiar una gran cantidad de documentación sobre el VIH/SIDA. He mantenido contacto con afectados, investigadores, médicos, científicos, periodistas, abogados y activistas, y mi motivación —puesto que no trabajo como sanitario— ha sido la de ayudar a la gente. El libro es un resumen honesto de lo que he aprendido hasta ahora y no lo he publicado “alegremente” sino exigiéndome rigor y llevado por lo que considero un deber moral de compartir la información. Es comprensible que alguien que ha dedicado muchos años a hacer algo que honestamente creía que estaba bien, se horrorice ante la constatación de una realidad tan terrible en la que ha participado y de la que no es fácil salir sin comprometer su carrera profesional. Sin embargo, ese es el reto que tienen ante sí todos aquellos que de una u otra forma están implicados en este montaje criminal. Es evidente que no todos estarán a la altura moral de ese reto”.
El médico anónimo no contesta a lo esencial
La editorial decidió entonces dirigir una serie de preguntas a cada uno antes de reunirse para tomar una decisión. Apunto aquí que las respuestas de Dani se limitaron en su mayor parte a repetir lo dicho en el Dossier añadiendo “argumentos” como estos: “alguien tendría que haber aislado el VIH, se supone”; “no dispongo de ninguna información” [sobre el borrador manipulado por Gallo]; “la aplastante evidencia científica” [que no aporta]… y finaliza así: “En conclusión: creo que el dossier que os envié expresa de forma sencilla unos cuantos puntos en los que el autor no ha respetado las citas que utiliza, interpreta los datos de un modo completamente parcial o sesgado e incluso omite información relevante [en mis comentarios al dossier ya dejé perfectamente claro que no es así].
Estos hechos obligan a un colectivo editorial responsable a tomar una decisión sobre lo que han publicado, en el caso que entiendan que las pruebas aportadas implican errores graves en el texto, la única opción que veo es la retirada del mismo […] lo que no veo oportuno es que yo tenga que responder a cualquier cuestión que haya planteado el autor en el texto [!]. No tengo ningún problema en reunirme personal y exclusivamente con el colectivo editorial […] todos los datos están disponibles en buscadores médicos […]”.
Por mi parte elaboré una respuesta detallada y precisa para cada pregunta aportando referencias en los casos necesarios. Las respuestas iban precedidas de unas aclaraciones previas en las que manifestaba mi satisfacción por el hecho de que alguien dedicase tiempo y energía a criticar el libro puesto que ese era precisamente uno de mis objetivos al escribirlo.
“No obstante —añadía— considero totalmente reprochable la forma en que esta crítica en particular se ha llevado a cabo: la negativa de Daniel a un debate cara a cara, su petición de no hacer público el dossier y que ni siquiera se me hicieran llegar sus planteamientos así como la manipulación y el falseo de citas que hace de El rapto de Higea, introducen graves dudas sobre sus pretendidas intenciones de crítica sana”.
Recordaba que el libro aborda la crítica radical a un modelo global de gestión del poder en el campo concreto de la salud y que es imposible abarcar con detalles esa crítica en un sólo libro. “En el caso del montaje SIDA he hecho un esfuerzo riguroso y honesto por concentrar el trabajo de muchos años y de criticar los elementos fundamentales procurando ofrecer herramientas para profundizar en cada uno de ellos. Sería absurdo pedir que una persona analice y responda a todos y cada uno de los cientos de miles de artículos que se publican sobre este —o cualquier otro— asunto. Pero lo esencial está perfectamente claro y recogido en el libro. De hecho, un simple vistazo a las preguntas que nos hacen permite ver que las que se me dirigen a mí tratan asuntos de detalles mientras que las dirigidas a Dani tienen que ver con aspectos esenciales. Y eso es porque su Dossier no contesta a los argumentos fundamentales. De modo que aún en el caso hipotético de que no me fuera posible contestar las preguntas que siguen, ello no permitiría invalidar la crítica que hago al montaje SIDA”.
Además, y puesto que las dos cuestiones a las que el colectivo editorial parecía darle mayor relevancia o al menos considerar que las acusaciones de Dani podían estar fundadas eran respectivamente los riesgos del AZT en embarazos y bebés, y la supuesta mejora de los tratamientos que correlaciona con disminución de casos, aporté también tres Anexos: en el primero recogía 48 referencias con sus abstracts documentando los efectos tóxicos del AZT en niños; en el segundo 125 referencias con sus abstracts documentando los daños persistentes de los productos antivirales; y en el tercero reproducción de las páginas iniciales de ocho artículos que establecen los daños mitocondriales del AZT; todas ellas de revistas oficialistas, incluídas algunas consideradas “prestigiosas”.
La editorial no retira el libro
Tras recibir las respuestas, la editorial tomó el 23 de junio de 2011 la decisión de “mantener en su contenido íntegro El rapto de Higea como parte del fondo editorial”. En la argumentación de esta decisión se aclaraba que había recurrido a personas de confianza familiarizadas con cuestiones científicas y que la conclusión de estos asesores “había sido similar: la crítica que se desprende de El rapto de Higea no carece de base en numerosos aspectos ni puede considerarse falta de rigor”. Por último, anunciaba su intención de publicar en la web de la editorial todos los materiales que habían formado parte del debate.
Sin embargo, los documentos no llegaron a publicarse. La razón fue que quien quiera que estuviese tras este intento de censura no dio su autorización para ello, demostrando una vez más cómo funcionan las cosas en el Montaje SIDA: acusación desde el anonimato, negativa al debate cara a cara, acusaciones sin argumentos y negativa a hacer públicas las intervenciones.
Pero el asunto no acabó aquí. Tras el fracaso del intento de censura, los intrigantes anónimos que primero firmaban Dani y ahora Grupo Eliza decidieron hacer público el Dossier por su cuenta colgándolo en la web Internet Archive con la siguiente descripción: “Dossier que recoge algunos de los errores en que incurre el autor de El rapto de Higea (editado por Virus Editorial), especialmente centrado en el apartado que dedica al VIH”… Esta nueva maniobra desleal y cobarde me decide a hacer públicos los documentos con mis respuestas, de modo que estén disponibles tanto para los lectores de este libro como los que haya podido conocer el Dossier a través de Internet.
enlace a la noticia en el blog Salud y Poder
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